UNA HISTORIA SENCILLA
Leila Guerriero
Editorial: Anagrama (2013)
Año de publicación: 2013
Páginas: 146
Estante: No ficción - Crónica
En la localidad de Laborde, al sudeste de la provincia de Córdoba, se lleva a cabo todos los años el Festival Nacional de Malambo. Esta competencia tiene la particularidad de que el que gana, el que se corona campeón, no puede volver a competir ni en este ni en ningún otro festival como solista. Es decir, el malambo con el que compite se vuelve en uno de los últimos de su vida (aparece como invitado al año siguiente y después, chau). Como señala Leila Guerriero, "ser campeón de Laborde es, al mismo tiempo, el principio y el fin".
En Una historia sencilla, la autora hace una crónica de las veces que fue a cubrirlo, cuenta bien cómo son las reglas, cómo se preparan para la competencia, cómo viven durante esa semana, las historias de vida, qué pasa con los campeones el día después (mejor explicado de lo que hice yo más arriba).
Es un festival que no se conoce mucho porque desde la organización decidieron no entrar en el circuito comercial de los festivales folklóricos, pero para los aspirantes, ir a competir a Laborde es un hito en sus carreras.
Con la pluma que nos tiene acostumbrados, con las palabras precisas y las frases tajantes, Leila Guerriero hace que los bombos y el zapateo de los malambistas sobre el tablón retumben en nuestros pechos. Lo leí y lo viví con un nivel de ansiedad que ni te explico.
Es una historia sencilla, sí, pero contundente.
Por si no la conocés, por si nunca leíste nada de ella, escribe más o menos así:
"Él era el campo, era la tierra seca, era el horizonte tenso de la pampa, era el olor de los caballos, era el sonido del cielo del verano, era el zumbido de la soledad, era la furia, era la enfermedad y era la guerra, era lo contrario de la paz. Era el cuchillo y era el tajo. Era el caníbal. Era una condena. Al terminar golpeó la madera con la fuerza de un monstruo y se quedó allí, mirando a través de las capas del aire hojaldrado de la noche, cubierto de estrellas, todo fulgor. Y, sonriendo de costado -como un príncipe, como un rufián o como un diablo-, se tocó el ala del sombrero. Y se fue.
Y así fue.
No sé si lo aplaudieron. No me acuerdo".
De Leila Guerriero leí, además, Zona de obras y Teoría de la gravedad, ambos son una recopilación de columnas que publica en el diario español El País, altamente recomendables. Tengo otros más a la espera de ser leídos, porque es una de las autoras que más admiro, pero ya les llegará el momento.
¿Lo leíste? ¿Qué te pareció? ❤️📚
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