BOQUITAS PINTADAS
Manuel Puig
Editorial: Sudamericana (1974)
Año de publicación: 1969
Páginas: 242
Estante: Novela / Clásicos argentinos
En realidad, Coronel Vallejos sería General Villegas, un pueblo al noroeste de la provincia, donde nació Manuel Puig (1932-1990). En esta novela, cuyo título evoca la canción Rubias de New York, inmortalizada por Carlos Gardel, nos retrata cómo era la vida de pueblo, las costumbres, la educación de las mujeres, las clases sociales, el bendito qué dirán, el tango, el bolero, los radioteatros.
Hasta acá podría ser un culebrón más con una buena dosis de chisme. Pero lo que realmente hace la diferencia es cómo está contado. Puig utiliza de una manera magistral todos los recursos narrativos que tiene a mano: cartas, entradas de agendas, listas (mi favorito), diálogos y pensamientos, artículos periodísticos, informes policiales, descripciones y etcéteras. Además, está dividida en entregas, como si fuese un folletín semanal, y cada una de esas entregas tiene un epígrafe que, en su mayoría, son versos de Alfredo Lepera (el autor de los tangos que cantaba Carlos Gardel). Una maravilla.
La edición que tengo la heredé de mi papá, tiene las páginas color ocre, olorcito a libro usado y data de 1974. Lleva añares en mi librero. Me pregunto por qué tardé tanto tiempo en leer este librazo.
Año de publicación: 1969
Páginas: 242
Estante: Novela / Clásicos argentinos
La novela empieza cuando Nené se entera de la muerte de Juan Carlos y le escribe una carta a la madre para darle el pésame. A partir de ahí vamos a ir conociendo la vida de estos y otros personajes que habitaron Coronel Vallejos (pueblo ficticio de la provincia de Buenos Aires) allá por mil nueve treinta y pico.
En realidad, Coronel Vallejos sería General Villegas, un pueblo al noroeste de la provincia, donde nació Manuel Puig (1932-1990). En esta novela, cuyo título evoca la canción Rubias de New York, inmortalizada por Carlos Gardel, nos retrata cómo era la vida de pueblo, las costumbres, la educación de las mujeres, las clases sociales, el bendito qué dirán, el tango, el bolero, los radioteatros.
Hasta acá podría ser un culebrón más con una buena dosis de chisme. Pero lo que realmente hace la diferencia es cómo está contado. Puig utiliza de una manera magistral todos los recursos narrativos que tiene a mano: cartas, entradas de agendas, listas (mi favorito), diálogos y pensamientos, artículos periodísticos, informes policiales, descripciones y etcéteras. Además, está dividida en entregas, como si fuese un folletín semanal, y cada una de esas entregas tiene un epígrafe que, en su mayoría, son versos de Alfredo Lepera (el autor de los tangos que cantaba Carlos Gardel). Una maravilla.
La edición que tengo la heredé de mi papá, tiene las páginas color ocre, olorcito a libro usado y data de 1974. Lleva añares en mi librero. Me pregunto por qué tardé tanto tiempo en leer este librazo.
El año pasado leí Cae la noche tropical, una novela deliciosa con dos hermanas entrañables como protagonistas. Ahora, después de haber leído Boquitas pintadas, quiero leer La traición de Rita Hayworth, ambientada también en Coronel Vallejos, y El beso de la mujer araña. Y me queda pendiente ver la adaptación cinematográfica de Boquitas pintadas, que dicen que es bastante fiel al libro. Me queda mucho Puig por delante, por suerte.
Esta vez no te comparto los subrayados, porque tendría que transcribir todo el libro 😉
¿La leíste? Si no es así, no te la pierdas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario