CICATRICES
Juan José Saer
Cuatro historias conforman Cicatrices. Cuatro historias narradas en primera persona que nos brindan cuatro puntos de vista diferentes. Cuatro historias que apenas se entrecruzan pero arman un todo alrededor del día en que Luis Fiore decide terminar con la vida de su esposa.
Un periodista. Un abogado. Un juez. El propio Fiore. Cada uno con sus miserias, sus frustraciones, sus adicciones, sus roturas. Como escenario, una ciudad (intuyo Santa Fe pero capaz no lo sea) cuya paleta de colores es la gama de los grises, producto de una lluvia que se empeña en no desaparecer del todo.
Saer usa el recurso de la descripción al detalle, cosa que puede ser extremadamente aburrida y abrumadora, pero veámoslo como la forma en que se sentían estos personajes y lo vamos a entender mejor. Parece que es algo frecuente en su escritura, no lo puedo asegurar porque recién entro a su mundo.
Fue la última lectura del 2024 y creo que lo cerré a lo grande.
Este libro lo compré en el puesto de usados que está en la esquina de mi trabajo, a un precio que no me pude resistir. Y lo hice porque había leído muchas recomendaciones de leer al este autor, que tenía pendiente como a tantísimos otros. Algunos dicen que esta novela es la mejor puerta de entrada al mundo saeriano. Veremos más adelante, cuando haya leído más de su obra.
Otros libros del autor que me recomendaron y que ya tengo en el radar: El entenado; Glosa; Nadie, nada, nunca.
Como es costumbre, te dejo alguito de lo que subrayé:
"Me di cuenta de que cuando un tipo se estrella así contra la ventana y después vuela por el aire y va a dar contra el suelo desde el tercer piso, no se rompe nada en el momento de chocar contra los vidrios y caer, y chocar contra la vereda; nada, como no sea una cáscara vacía. Porque el tipo ya está hecho pedazos desde antes de tirar lo que queda de él, la cáscara vacía".
"No se puede apostar al caos. Y no porque no se pueda ganar, sino porque no es uno el que gana, sino el caos el que consiente".
"Mi rostro se refleja durante un momento en el espejo del baño, mientras me lavo los dientes, pero cuando me inclino para escupir desaparece. Me enjuago la boca y después me lavo las manos. Cuando me yergo para secármelas con la toalla que cuelga del toallero a un costado de la pileta, mi cara reaparece en el espejo. Después apago la luz y salgo".
"La llovizna cae sobre los árboles mutilados, negros, que están sobre el patio liso. La luz del patio los ilumina débilmente. Deslumbran, sin embargo. La corteza atravesada de hendiduras se llena de agua, y también algunas porciones del patio liso emiten de golpe algunos reflejos. Deslumbran. Cierro los ojos durante un momento, apretándolos fuertemente. Cuando los abro, los muñones mojados y el patio liso están todavía ahí".
¿Ya leíste a Saer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario