LA MÁQUINA DE FEBRERO

Yamila Bêgné

Editorial: Leteo (2021)
Año de publicación: 2021
Páginas: 213
Etiquetas: Ciencia ficción

Mirna y Julia son dos mujeres a las que les va a tocar atravesar el mes de febrero -un mes raro de por sí por su longitud indefinida, difícil, de transición- con incertidumbre, dolor y, por qué no también, con esperanza. Porque, muy a su manera, la historia tiene un final feliz.

Por un lado, Mirna se enfrenta a su "certeza del futuro", unas visiones que no son nada prometedoras y que le auguran dolor y soledad. Por otro, Julia vive la separación de su pareja sumergida en psicofármacos y cervezas. Dos mujeres, que si bien no se conocen entre sí, estarán unidas a lo largo de la novela por la pérdida, que ambas se niegan a reconocer, el dolor y la angustia de lo que vendrá ni bien se termine el mes. Una tercera mujer, Lila, les hará de guía e intentará llevarles luz.

Yamila Bȇgné tiene un uso exquisito del lenguaje, siempre con la palabra precisa, exacta, con imágenes muy visuales y perfectas, que hace que la lectura sea un viaje a la belleza de lo onírico. Es la tercera novela que leo de ella y soy cada vez más fan.

Ah, otra cosa: aplauso, medalla y beso a la edición de Leteo, cuidada en todos los detalles de principio a fin, desde las ilustraciones que acompañan el texto hasta la manera en que nos cuentan dónde y cuándo se terminó de imprimir.

Leé a Yamila Bȇgné.

Y para que veas lo hermoso y poético que escribe, acá te dejo algunos subrayados:

"El cielo, que hasta hacía un minuto estaba definido, ahora parecía de tules, blanco, gris y celeste. Se refregó los ojos y volvió a abrirlos varias veces. Estaba adentro de un cúmulo de vapor. Caminó hasta la entrada, apoyó la espalda sobre el cartel y se sentó de a poco. Tranquilo, pensó, no pasa nada. Y se quedó quieto, con las manos abiertas sobre la frente".

"El deseo de estar en el mundo era eso: querer que algo volátil dure para siempre".

"Febrero, febrero, reafirmó su cabeza afuera, Fernando, Fernando. Odiaba con furia febrero, fugaz y flemático a la vez. La efe, odiaba también con tanta fe la efe, qué sonido más efusivo, enfático, enfurecido. ¿Por qué estaba pensando con efes? La fusilaban, como flechas, los fonemas. Respiró profundo, el aire se le fundió en el pecho y sintió algo familiar, una afectación: finalmente podía afirmar de sí misma que era una chica en formato psicofarmacológico difícil".

"Había alguien del otro lado, sintió, y respiraba ahí adentro. Era un miedo o un sufrimiento o un amor deshecho. Tac tac, tac tac. Mirna golpeó de nuevo, e intuyó del otro lado un cuerpo sin piel que destilaba tristeza".